Descolgado, perdiendo el hilo, marchito, obstinado en lo distinto, refinado como el crudo, y para cruda, la realidad.
Sintiendo mucho y sintiéndolo nada de nada.
Recuperando recuerdos de tiempos peores, atrapado, sátrapa para conmigo mismo.
Mi régimen y castigo: la libertad incondicional.
Y de mientras, un café bombón para amenizar las etéreas tardes de marzo.
Como un cuadro pintado en cuarzo y partido en cuatro, así me siento yo en el común denominador de mis días.
0 comentarios:
Publicar un comentario