Belleza Helénica

 

Soy todas las caricias que no recibí,
todas las Venus desmitificadas.
La sirenita de Copenhague,
un poema sacado de contexto,
y cualquier cuento de hadas
que en algún momento soñé ser.

Yo soy fuego en una tarde aciaga,
lamento en vísperas de verano
luz del primer rayo del día
y luciérnaga de la pasada primavera.

Soy la razón de todos mis pecados,
la tenue línea que discierne infierno 
de un cielo etéreo recién dibujado.

La bóveda de mi propio conocimiento,
la gladiadora de mis estados,
mentales transitorios y los publicados.

La trompeta que lleva a la guerra,
el Narciso de tu Eco,
la cicatriz de un día en la montaña
y el olor de la ropa de invierno.