Anoche soñé, que soñaba contigo,
soñé que soñaba soñando de ti,
daba vueltas en mi cama de rabia,
pero el final siempre era el mismo.
Anoche abrí los ojos y te conté,
pero caí en que solo contaba estrellas,
brillaban excelsas y elegantes, si
pero tu mas que ninguna de ellas.
Un designio, un delirio, una causa de fuerza mayor
un deseo, el destino, tan solo burda ilusión,
que me da mil vueltas y me despedaza,
hasta dejarme hecho trizas cual roto corazón.
Anoche soñé que tu estabas conmigo,
tu sola, yo solo, solo nosotros mismos,
sin excusas, ni quehaceres ni razones que dar,
ni explicaciones, ni dolor ninguno, solo tiempo que ganar.
Y le ganaré al tiempo la partida,
y haré lo mismo con el azar,
y si puedo ganaré también al destino,
para que mi mundo cambie de final.
Un frenesí de locura temporal, o tal vez no,
y es que el corazón ve al amor
siempre como el corazón quiera verlo,
de tintes oscuros en lugar de dorados, con ojos oscuros o claros.
Y el cielo de mi vida, se sumerge muy dentro,
en un mar oscuro rebosante de preguntas,
sopas de letras con lineas cambiadas,
y osas como signos de interrogación.
Mas allá, y con todo, conocer, desear
querer lo ajeno por propio,
amar la constancia, sonrisa de tonto,
para una tonta aspiración.
Creer haber encontrado el oro escondido,
ver tesoro donde quizá solo haya embriaguez,
y quédome yo mudo, ante tan altos muros,
que solo escalaría un loco, o un valiente tal vez.
Más esta historia que sin quererlo me concierne,
me consume cada día, me consuela,
me da sentido y a ratos, me entretiene,
no sé hasta cuando ni como,
ni quien será el que de deber ser,
sea el primero que muera.
D.P.
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