Nunca son demasiados te quieros,
sólo cuando no hacen falta,
hay que saber decirlo cuando todo va bien
y en las horas bajas.
Porque la vida son momentos
y estados de ánimo,
Porque reír es fácil, vivir es lento
y llorar es necesario.
Porque te quiero, tal cual,
con tus aciertos y errores,
con tus sonrisas y tus discusiones
que acaban debajo de una sabana.
Porque me haces disfrutar como un niño
y sufrir como un adolescente,
porque me das luz donde todo está oscuro
y me das fuerza para seguir adelante.
A ti, que tan rápido y tan fuerte has aparecido,
y que me das equilibrio e inestabilidad a pares,
que me revuelves la mente
y que me haces sentir como nunca antes.
A ti, que sin apellidarte Hepburn,
ni Mansfield,
me das felicidad perfecta
y desayunos con diamantes.
Tu, chica loca e insegura,
que busca pelea y fuego,
y encuentra atardeceres y sonrisas.
Que me gana en todo menos en anécdotas.
Que de vivir no te cansas,
como si fuera un estado,
de ánimo o de américa.
Dame tu mano y lancémonos al precipicio,
donde la incertidumbre campa a sus anchas,
donde todo parece fácil al principio,
pero también al final del camino.
DPM
0 comentarios:
Publicar un comentario