enero 23, 2018

Cogito ergo que?


Pienso luego existo. Pensar esta sobrevalorado, o no. Da lo mismo. Me encuentro en un momento de extremo nihilismo en lo que refiere a las experiencias de mi día a día. Situaciones, experiencias y personas vacías en contenido que se amontonan en una esquina sin objetivo ni intencionalidad alguna. 

Me detengo a reflexionar sobre porqué y como hemos llegado a esto. He tratado de buscar una especie de sensación de nimia felicidad o siquiera una serendipia que en modo alguno he sido capaz de encontrar.

Nos vanagloriamos de ser la especie con más capacidad para ser libres y conscientes de todos los seres vivos, pero no somos ni siquiera capaces de expresar emociones puesto que esa seriedad tan sobria y tan "necesaria" nos embarga y nos invade en cada recoveco de nuestros pensamientos tratatando de asociar la absurda idea de que lo apático mola. La realidad no es sino el hecho de que parecemos haber dado un salto rotundo a la edad media, pues a fin de cuentas ahora todos van de nuevo con armaduras del mejor hierro forjado, la alexifemia que pregonamos y que "nos hace ser mejores". 

Oiga usted, nada más lejos de la realidad. En que universo iba a ser más sensato desgastar el botón de me divierte y de mi historia cuando luego no somos capaces de esbozar sonrisa alguna cara al mundo y ni siquiera estamos viviendo una historia que merezca la pena ser contada.

Para mi eterna desgracia hoy es harto difícil encontrar a alguien que siquiera pueda disfrutar del envite de una buena conversación de mentes dementes mientras se torna todo intelectualmente atractivo en unas vagas frases sobre lo ridículo o no del método filosófico de Kant.

Hay menos ideas y menos pensadores. La gente invierte su tiempo en estar más preparada pero lo hacen para un mundo que no entienden. Otros directamente no invertimos nuestro tiempo lo cual resulta ser de igual modo inútil.

Invito a la reflexión y a vivir con ello. Y ésta reflexión es para todo y para todos. No nos rindamos. No dejemos de conocer personas y de vivir situaciones que puedan por "arte de magia" sorprendernos. Crezcamos en nuestro interior para tener algo más que aportar al mundo, para no cerrarnos la puerta a disfrutar de todas y cada una de esas sensaciones que son las personas. 

Di no a la independencia de tu cerebro sobre tu corazón. Di no a vivir de prestado y medir los tempos cuando puedes dar el 100% de ti a alguien o en algo. Hasta que no te tropieces una y mil veces no comprenderás, pero evita que tu seas una de esas personas que se dedican a poner piedras y apartalas del camino para que los que vengan tengan la oportunidad de disfrutar de lo mismo que tú. 

Hasta aquí mi reflexión de hoy.

 D.P.M.

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