abril 18, 2020

El resurgir


Él, era su propia magia, 
y todo lo que tocaba,
Se convertía, 
de alguna manera
En fénix o en ceniza.

Él no necesitaba cuentos,
Ni princesas,
Él escribía historias
Con cada beso 
y con cada lágrima.

No tenía miedo de vivir,
Ni de beber hasta perder el sentido,
Porque la virtud no iba con el, 
Él era más de ser inconsciente, 
Y de que decidiera el destino.

Indeleble ante la falsedad,
Azote de las malas lenguas,
De filosofía compleja,
Mas de aire que de mar,
Aún llevando una vida a cuestas. 

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