mayo 02, 2011

Una pequeña reflexión





La madurez no es un capricho, es un lujo del tiempo. No es efímera, no está sujeta por gomas cual careta ni dura tan solo para una ocasión. No es un brillo inconsciente, ni tampoco un día sin suerte, maltrecho por un pie zurdo. No es un gesto indeleble ante el dolor y la desesperación, sea propia o ajena. Tampoco es una mirada por encima del hombro, ni la pseudo empatía que hace de falsa modestia en tantos y tantos largometrajes que narran vidas. No es silencio, donde debió haber ruido ni realidad donde mejor hay dibujos.

 Desde luego, no son dos dedos de frente, el envoltorio no puede ni ha de poder eclipsar lo que dentro haya de haber. No es exclusión ni agrupación exclusiva y quien así lo piense, que viva. La madurez no es solo saber escuchar como redicen los padres pues también saber hablar juega un papel importante en la vida. Tener secretos no es sinónimo de maduro, es ser reservado, no son sinónimos mas que les pese a algunos, si bien pueden ser antónimos en todo cuanto respecta al porcentaje de nuestro autoconocimiento para el cual dependemos de las personas y de la realidad que tenemos en derredor.

La madurez es eterna e inalienable. Es una luz que ilumina tu camino cada instante vertiendo en tu mente una magnánima inspiración. Es el pie derecho, son los dos pies a la vez saltando de la cama al comienzo de un día. Es expresividad, nobleza e imperfección en los gestos que muestran quien deseas ser y que deseas a los demás. O mides cuatro metros o tu mirada ya puede ser de fijo para con la persona que tienes en frente, solo así podrás tratar de entrar en su alma y demostrar que de verdad mereces algo más que un saludo. 

El ruido de una radio con el tema que te gusta o añorar bola de dragón no deben ser un inconveniente sino una solución, una manera de vivir expresándote y sintiendo por ello paz en tu interior. La única exclusión que ha de entender la madurez es, quizá, el desagravio. Y por supuesto para exclusivo cualquiera de Shakespeare, disponible en cualquier librería en cualquier parte del mundo. La madurez es tan natural que más allá de elegir uno mismo si se exterioriza o no, surge por sí misma, sin que nosotros, pobres de nosotros, podamos elegir que sea de esta u otra manera.

A día de hoy no se qué es ser maduro, al menos no puedo garantizar que cuanto escribo haya de ser verdad. Si bien, no creo que haya muchas personas que puedan permitirse el lujo de afirmarlo al 100%, así que yo hago mis propias cábalas, no en reflejo de mismo, sino en lo que tal vez algún día me gustaría ser.

*Este texto es para todos, pero lo dedico especialmente a aquellas personas que aunque dudo que atrevan a perder apenas un par de minutos de su maduro tiempo en leer estas líneas, serían invitados a una poderosa reflexión para con ellos mismos, de esto si estoy seguro.

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