Hoy he terminado por segunda vez le serie de The Office. Lo que no sabéis, es que esta es la primera vez que veo el final. Si, en efecto, me resistí con todas mis fuerzas a que esta pedazo de obra maestra terminase, si no veía el final, nunca terminaría. Pero la realidad es que todo, absolutamente todo en esta vida, tiene un final.
No puedo ni voy a negar que he llorado, como buen fanático de esta pequeña gran historia al ver el desenlace y comprender que estaba dejando ir a Pam, a Jim, a Kevin y a todos los demás.
Pero todo esto me ha dado que pensar. Joder, ¡es una serie que va de una oficina! --- dirán muchos. Y si, así es. Pero no es solo eso. No es solo humor, es un conglomerado de historias personales. Un sinfín de momentos frustrados y de ilusiones. Es un quiero y no puedo. Hasta que si puedo. Y eso, justo eso, es de lo que trata la vida real también. Voy a echar mucho de menos todos y cada uno de los momentos. Pero volveré a ver la serie una y otra vez porque pocas series podrán estar a la altura de esa.
Siempre presumí de que tenía buen ojo para las cosas y para las personas. Y esta no es una excepción. Gracias por todo a este reparto que tantos momentos me ha dado y tanto me ha hecho reír y pensar.
Y como se suele decir, hay mucha belleza en las cosas normales, ¿no era ese el objetivo?
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