octubre 17, 2011

Adiós amigo mío



Ojalá nunca hubiera tenido que escribir lo que a continuación voy a escribir, ojalá nunca tenga que volver a hacerlo.
Se me ha ido un amigo, un gran amigo. Se llamaba Pedro, y era una de esas personas que cuando están sabes que están aunque no hables con ellas en un día o en un mes. Una de esas personas con las que no necesitas ver o hablar habitualmente para saber que pasa por su mente.
Se ha ido una excelsa persona, una para la cual las palabras no son suficientemente expresivas para describir. Le conocí a la temprana edad de 5 años. Era una persona llena de vida como cualquier crio de nuestra edad, como yo mismo. Yo soy una de las pocas personas que puedo presumir de haberle visto andar a mi lado. Luego, cosas de la vida, el dejo de poder hacerlo y tuvo que depender de una silla. Pero a diferencia de para muchos, el consiguió verle un lado bueno a todo esto, consiguió hacer de esa silla una ventaja y no al revés. Se convirtió en un pequeño superhéroe que a pesar de los problemas levantaba la cabeza al futuro y miraba fijamente a su destino dejándole bien claro que no iba a sentirse limitado para llegar a cumplir con sus objetivos y metas.
El, demostró sobradamente a quienes le conocíamos que en todo lo malo algo positivo hay que encontrar para no agachar simplemente la cabeza y dedicarnos a empobrecer nuestra alma. A mí personalmente me ayudó en muchas ocasiones, con su tan característico humor que cuando no le tenía cerca tanto en falta eché. Con sus sabias frases y soluciones para problemas de un chico en plena pubertad. ¿Sabéis? El me presentó a una de las chicas con las que salí. Pero no solo eso, el me ayudo dándome consejo y apoyo cuando nadie más me lo dio, y yo, cual alumno,  yo intentaba agradecérselo  ayudándole en aquellas cosas que él no podía hacer, como ir a una cena con compañeros o abrir algunas puertas, después de todo, el también me abrió a mi otras muchas.
Yo me cabreé con él en alguna ocasión, como todos los amigos se cabrean en algún momento puesto que la confianza saca a la luz las diferencias de criterio de las personas. Pero también pase muchos y grandes momentos, excursiones, recreos, trabajos, clases apasionantes de latín en las que ambos nos picábamos intentando hacerlo mejor que el otro.
El fue una de esas personas a las que siempre agradeceré haber conocido. El se ha ido antes, mucho antes de lo que es justo. Se ha ido antes de que pudiera demostrarle al mundo lo que a algunos si tuvo la oportunidad de demostrarnos, esto es, cuan genial era. Tenía proyectos en mente, tenían un blog “sobre ruedas” como lo llamó el en el que escribía todas aquellas cosas que le inquietaban, una parte de sus conocimientos y de sus proyectos. Tenía muchas ganas de hacer cosas, de hacer grandes, que digo, magnánimas cosas. Por desgracia como algunas otras grandes personalidades de la historia, nunca podrá llegar a acabar lo que empezó o a ver siquiera el fruto de ellas. Si bien, el, estoy seguro, está en el cielo, descansando en paz, una paz que le durará eternamente, seguro, en un lugar mucho mejor que este.
Sea como fuere, uno no deja de pensar en lo último que pude haberle dicho, seguramente fuera algo intrascendente, y por ello uno se siente culpable como pensando en que “ojalá le hubiera podido decir adiós”.  Esto es algo que a todos nos ha de invitar a la reflexión, en que a las personas que están a nuestro alrededor y que apreciamos tenemos que darles lo mejor de nosotros para que mañana si, dios no lo quiera, una de esas personas se va, uno esté en paz consigo mismo sabiendo que la otra persona se fue con nuestros mejores deseos.
No se me ocurre mejor manera para cerrar mi texto de adiós, que citando un par de frases de gente, que, como siempre en todo caso, alcanzaron sus objetivos y se convirtieron en voces autorizadas para hablar de tan delicado asunto. La primera es de un tal Steve Jobs, y dice así: “Si vives todos los días como si fueran el ultimo, algún día realmente tendrás razón”. La segunda tiene su propia particular historia entre él y yo, pero esa es otra historia, la frase es de Ovidio: “Ore legar populi, perque omnia saecula famma, si quid habent veri vatum praesagia, vivam”, (Y la gente recitará mis versos, y, gracias a mi fama, si algo de verdad hay en los presagios de los poetas, viviré por los siglos de los siglos). Allá donde quiera que estés, ¡adiós amigo!

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