marzo 08, 2011

Pensamientos




Con la mente difusa, con la mente en blanco, se piensa, se crece y se tropieza. En momentos grandes y momentos pequeños las personas demuestran raramente su imposibilidad mas plausible pero también la mayor de sus virtudes.
Cuando el día despierta cada día y cuando cada persona se convierte en cada persona se llena de expectativas o de comienzos, se llena de proyectos, se llena de retos que sabe que quizá no pueda cumplir.
Ahora que el frio invade lo más profundo de mis adentros y que levanto cada mañana con un proyecto me doy cuenta que no soy nada sin todo eso. Y no lo soy, porque no lo cumplo, soy solo un conglomerado de proyectos por cumplir pero que jamás se cumplen. Ahora sé que no encontrare el amor, lo busque o no es tan fugaz y efímero que me deja anonadado su capacidad para persuadir y para entrar en las vidas como la mayor de las soluciones restándole importancia a todo y dándosela por mil veces más cuando se va…
Me doy cuenta de lo que rodea, del valor de un resplandor, de un anochecer y de una foto en parís. Todos ellos son gestos expresiones, son palabras…son hechos acaecidos por alguna extraña razón unas veces a raíz de nuestra consecuente existencia, otras veces no... Pero siempre fundamentan y plasman lo que de la vida queremos cada uno de nosotros.
Te llaman crio por hacerte pasar por uno de ellos pero en realidad todos lo somos, o al menos, hemos de serlo. Estamos hartos de oír y de leer y de ver como quien renuncia de sus principios y orígenes acaba perdiendo el norte, entonces, porque hemos de perder el norte hasta tal punto de avergonzarnos de ser lo que somos. Pues, si no hubiéramos sido críos y hubiéramos llevado chupete ahora no seriamos quienes somos. Aun así, ese ataque de formalismo no me deja de parecer un tanto paradójico y ante todo, contradictorio. ¿Quieres hacer un muñeco de nieve? Hazlo, y no repares en el que dirán pues si no lo haces probablemente te arrepientas y llegaría entonces un punto en que quizá lo más pueril qué harías seria ver la televisión y ni siquiera eso es pueril en los tiempos que corren.
El mundo parece girar en un eje que no está ni mucho menos en el dinero, sino en las ideas, las ideas mueven el mundo, alguien que tiene una gran idea puede construir un imperio socioeconómico o farmacéutico, o puede dedicarse a ver como se venden sus ordenadores o como se domicilian personas en sus bancos. Pero todo gira en torno a una idea, poder. El poder lo mueve todo, el poder de las ideas, el poder de persuadir, el poder de convencer, la oratoria romana, uno puede no ser un buen político pero si su discurso político es del todo valido y más parece una arenga a las tropas que una exposición de proyectos entonces de buen seguro se hará con el poder.
Las ideas mueven el mundo pero la gente carece de ellas, la gente anda cada día pensando en cuan de fácil le podrá ser la vida si únicamente se dedican a seguir ideales en los que ni siquiera creen impuestos por otras personas que si tienen ciertas pretensiones las consigan pues o no.
Tanta impersonalidad provoca un cierto desenfreno cuando alguien comienza a experimentar cual nuevo mundo experiencias en las que, para su suerte o su desgracia no participa de ellas nadie más que esa persona. Con lo que, se ve solo y desamparado ante un mundo que le rodea sin inmutarse lo mas mínimo ante algo que carece de gran sentido para la gran masa pero es un gran sentido para la pequeña masa, ínfima mas bien, que constituye la propia persona. Y a pesar de todo cuando alguien consigue ser famoso. Y no me refiero a la fama de la prensa rosa sino usando en parte el significante griego de la citada palabra (fami) siendo esto pues del que se habla, pero mas bien visto como algo positivo  e incluso hasta cierto punto, honroso. Hoy en día ser famoso implica codicia, implica perversión de ideas, implica pérdida de categoría por parte de quienes te rodean y que ansían para ti mas lo malo que lo bueno y de este modo actúan como parte antagonista de todo ese numerito hasta que por fin, sales tan damnificado que ni tú mismo te reconoces, sales tan trastocado que desistes en tus intentos de ostentar a algo superior al ver que son nefastos y del todo inútiles tus amagos. Si no desistes solo sufres más hasta que el cuerpo aguanta como se suele decir.
Pero uno se cansa de apremiar con tanto estoicismo por decirlo así entendiendo esto como el aguante del día a día, de la no recompensa o de la no satisfacción de los intereses e ideas personales, de la no culminación de esos proyectos que te inspiran a levantarte cada día.
Con ello queda poco de sincero en el mundo y queda poco que puedas considerar siquiera un método propedéutico para acudir de este modo a la cuasi perfección humana.
Vemos películas que nos hablan de clases superiores o simplemente distintas, vemos cosas que nos gustaría tener y no tenemos, súperfuerza, naves espaciales o siquiera, el amor. El de película ese sincero y perfecto porque se graba con un guion y porque de este modo, no deja margen al error, sale todo espectacularmente bien y cuando soñamos con obtener algo similar despertamos repentinamente en la soledad  de la noche considerándonos absolutamente estúpidos  por creer que ese sueño era casi tan real que podíamos tocarlo.
La absoluta e impoluta rotundidad del destino nos deja tan trastocados que pensamos estar predestinados, a veces es como si viviéramos dos veces la misma situación pero entonces te das cuenta de que ya no sirve de nada acordarse porque cuando estableces dicha comparación la “segunda vez” ya ha acaecido.
Entonces nos resignamos o bien ampliamos nuestras fronteras y horizontes a mas alla de la oscuridad del universo y entonces, y solo entonces, somos felices porque seguimos teniendo algo en que creer y algo cuya procedencia y origen ignoramos.

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