marzo 15, 2011

Reflexiones a oscuras




La luz más brillante que vi, la incandescente ceniza de mi cigarro. Y a pesar de todo, anduve y anduve en la oscuridad de la noche. Aunque lo único que viese fue lo que iluminaba mi mechero, años y años he pasado entre sombras, entre ideas asombrosas. Pero no nunca había comprendido tanto.

Para mí, lo más brillante seguía siendo la luz de mi cigarro, pero poco a poco, paso a paso, metro a metro, de cuanto en cuanto he ido redescubriendo el mundo que siempre había soñado. No veía mas allá de medio yo y eso era cuanto menos sofocante por no decir nada peor. Ahora miro y me indigno, cuando miro las nubes dibujando cosas tan grandes que solo alcanzo a intuir me veo ignorante, cuando miro al cielo cada estrella fugaz me parece estar más lejos de mí mismo y de lo realmente importante. Pero miro y miro y el cielo en su conjunto con todas sus estrellas no me dan una respuesta mejor. Ahí está, la hay, estoy seguro de ello, ¿la encontrare?

Quién sabe, no creo pero las creencias están por ser confirmadas o desmentidas. Hasta entonces solo puedo estar tirado en el suelo sin faltar a cada cita con el cielo para esperar, quizá, algo nuevo, por insignificante que parezca. Hoy he aprendido algo nuevo, puedo volar en mi imaginación pero también de verdad si me lo propongo.

0 comentarios:

Publicar un comentario